jueves, 25 de noviembre de 2010

Inmensamente Agradecida


Inmensamente Agradecida
por Angélica Pérez

Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Salmo 103: 1-5

No vivo en la mejor de las casas, la mayoría de sus paredes necesitan arreglo y sus cuartos un “extreme make-over”. Tengo solo un auto y dentro de poco es probable que tenga que comprar uno nuevo (Ja! ¿Con que dinero?). Son tantas cosas. Hay noches donde pienso que son la última, que la mañana siguiente mi familia se topará con la sorpresa de un cuerpo frío y unos ojos perdidos en el techo de mi habitación. Si pudiera, hace mucho habría dicho las mentiras adecuadas y actuado de la manera correcta para ser mantenida por el gobierno, no estaría pasando por ninguna de las necesidades que vivo.

Hay veces que siento en mí el deseo de acongojarme, de acuclillarme y comenzar a gemir en mi interior ‘Oh que vida tan dolorosa es la mía, ¿porque me ha tocado vivir así, que hecho yo para merecerla?’

La verdad es que he sido ignorante cuando pienso así, más bien, ‘¿Que he hecho para merecer un techo, porque tengo una madre amorosa y protectora cuando en ocasiones le fallo, como es que tengo este llamado siendo una vil pecadora?’

Cuando tengo deseos de quejarme, de dejarlo todo a un lado y simplemente aceptar esa cómoda posición de víctima, para la cual parezco tener todas las cualidades, siento en mí una fortaleza que me levanta y me hace ver la verdadera realidad. Me deja saber que soy AFORTUNADA, ¿Por qué?

Conozco la verdad, Cristo es mi salvador y me ha limpiado de todo pecado, vivo bajo su redención y en la última hora veré su luz, recibiré la bella corona de la vida. ¿Cuántos en este mundo están lejos de esta verdad, a cuantos habré yo de contarle acerca de esto a través de mi llamado? ¿Cómo lo haré acongojada en una esquina?

¡He sido sanada por su toque! En mi corazón ha habido espacio para raíces de amargura, pecados e iniquidades, que sólo Dios ha podido quitar. Mientras tanto hay miles de corazones vagando por ahí sin saber que existe alguien que los puede sanar, sin querer ser tocados por ese toque especial. ¿Cómo puedo yo acongojarme, si El ha sanado mi ser de toda dolencia?

Me levanto todos los días por que El así lo permite, me cuida  y  me protege de sombra de muerte y del hoyo de la vida, del agujero oscuro. ¿Por qué habré de acongojarme, si El me ha librado de la misma muerte?

Su gracia y su misericordia cubren mi vida, mi familia, mi casa. ¡Oh sin yo pedirlo a Él le ha parecido protegerme con entrañable amor! Aún cuando continuamente mi corazón y mi ser le fallan a Él le place protegerme de todo. ¿Qué razón tengo yo, para desvanecer, si El guarda todos mis pasos?

Sus bienes y sus frutos de paz llenan mi alma, rejuvenecen mi espíritu, son estos los que en momentos en los que creo desfallecer me levantan. Cuando ya me quiero rendir están sembrados dentro de mi ser y son los que me fortalecen para levantar mi vuelo en medio de vientos recios y tempestades. ¿Si Él es quien me fortalece porque tengo yo que desplomarme, sabiendo que llegaran fuerzas nuevas?

Cuando veo todo lo que El hace y hará, lo que ha hecho y que ha prometido hacer, me doy cuenta de lo grande que es su amor, lo bello que es conmigo y lo misericordioso que se muestra delante de mí. Entonces reconozco que en lugar de lamentarme, solo puedo dar gracias, en vez de preguntarme porque, debo preguntarme como. ¿Cómo podría yo pagarle tanto amor? La respuesta siempre llega, siempre es, con un corazón humilde y AGRADECIDO, un corazón contrito y humillado, un corazón de sierva.

Lo que tengo es gracias a Él, gracias a su bondad, su amor, su misericordia, su paz. Por esto, antes de dar gracias por lo que ha hecho conmigo, le doy gracias por quien es, por ser como es, por ser El UNICO, El TODOPODEROSO, El REY DE MI VIDA. Si no fuera por como EL ES, no podría dar gracias por lo que EL HACE.

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